
unque la suya es una historia inacabada, constantemente cuestionada por nuevos enfoques metodológicos, con la revolución iniciada en Francia en 1789 se abre una nueva etapa en la historia de la humanidad.
Logros como la supresión del sistema señorial, la proclamación de la libertad e igualdad de todos los hombres ante la ley o el establecimiento del estado constitucional y parlamentario, basado en la soberanía nacional, permiten afirmarlo así.
Los revolucionarios franceses no sólo crearon un nuevo modelo de sociedad y estado, sino que difundieron un nuevo modo de pensar por la mayor parte del mundo.
La Revolución Francesa se encuadra dentro del ciclo de transformaciones políticas y económicas que marcaron el fin de la Edad Moderna y el comienzo de la Edad Contemporánea. La independencia de EEUU y el desarrollo de la Revolución Industrial, iniciada en la Gran Bretaña, son los otros dos grandes procesos que señalan esta transición histórica.
Antes de comenzar a hablar de la Revolución francesa, nos es indispensable hacer una breve referencia a las ideas que la gestaron:
El final del siglo XVIII fue una época de trastornos en muchas partes de hemisferio occidental, trastornos que se pueden atribuir, directa o indirectamente, al fermenrto de las ideas conocidas como la Ilustración. Estas ideas, reflejo de las necesidades y tensiones de una sociedad cambiante se basan en el nuevo conocimiento científico del siglo XVII, que engendró una nueva fe en la razón y en el progreso. por un lado, esto llevó a un rechazo de la autoridad y a una afirmación de los Derechos del Hombre, expresados en la famosa declaración de Rousseau de que el hombre nace libre, pero en todas partes está encadenado. Por otro lado, las nuevas ideas fueron una inspiración para los monarcas, que , al terminar el siglo XVII, empezaron a concentrar el poder en sus propias manos y a gobernar mediante agentes burocráticos nombrados por ellos. Sin embargo, estas actividades centralizadoras encontraron resistencia en todos aquellos que tenían intereses creados en el Antiguo Régimen, Iglesias, gremios y corporaciones y, sobre todo, la aristocracia. Sus líderes recurrieron a las teorías de Montesquieupara demostrar que la sociedad era una forma orgánica y que sus agrupaciones tradicionales no sólo conferían derechos inalienables a sus miembros sino que producían un equilibrio de poder que resguarda los individuos de la tiranía.
Las revoluciones aparecieron por primera vez en gran escala en las colonias inglesas de América. Recurriendo a la filosofía deLocke sobre el derecho natural, los colonizadores se negaron a pagar un impuesto establecido por el parlamento en Londres, en el que no estaban representados. Para 1775 la disputa había llegado a una guerra declarada. Los hombres moderados que habrían mantenido la antigua estructura de la sociedad fueron sustituidos por otros con objetivos más democráticos y la guerra por la independencia nacional ganó apoyo en todos los estratos sociales. El ejemplo norteamericano fue una inspiración para los rebeldes de los Países Bajos, así como en Francia, cuyas tropas habían peleado en el lado norteamericano en la guerra.

Absolutismo real, ausencia de representación popular y papel privilegiado de la nobleza y el clero son las tres características que definen en esencia lo que históricamente se denomina Antiguo Régimen. Este sistema, que se había desarrollado en Europa desde el Renacimiento, comenzó a ser cuestionado durante el siglo XVIII por las ideas de la Ilustración, que se difundieron entre la nobleza y sobre todo entre la burguesía. Pero mientras los nobles limitaban sus aspiraciones a conseguir una monarquía similar a la inglesa, en la que el poder real estaba mediatizado por la nobleza, la burguesía iría más lejos, pretendiendo la implantación de gobiernos verdaderamente representativos, basados en dos derechos fundamentales: libertad, para expresar las opiniones, e igualdad de todos los hombres ante la ley. En los países católicos se lucharía también por apartar a la Iglesia de la intervención en la vida política y en la enseñanza. A finales del siglo XVIII estas ideas fructificarían primero en América, con la independencia de las Trece Colonias inglesas de América del Norte (1776), y después en Europa, con la Revolución francesa de 1789
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